PUENTE: EL CUERPO COMO ESPACIO DE REFLEXIÓN COLECTIVA Y GOZO

Organiza: 
La Lleca Colectiva
Traficantes de Sueños
11/01/2024 - 19:00
Duque de Alba 13
Encuentro
Entrada libre

Presentación del libro Puente. El cuerpo como espacio de construcción reflexiva y gozo (La Lleca, Mx). Con Lorena Méndez y Fer /Cari Fuentes


Este catálogo en realidad debería llamarse Puenta. En la morfología de la lengua española los sustantivos tienen género y número, y estos deben concordar con los artículos que les preceden y con los adjetivos que les siguen. Para la Real Academia de la Lengua Española renombrar las cosas en femenino es un grave error y una acción innecesaria. Desde pequeñas se nos formó para dotar de sentido a lo que decimos desde la lógica masculina, que al pasar por la boca o por la escritura hace que aquello que enunciamos caiga en las fauces del orden patriarcal. Esto provoca que nuestras palabras, nuestro sentir, nuestro saber y nuestras ideas sean desdeñadas y nos separa de quienes como nosotras estamos en el universo en otra clave. No queremos decir nada nuevo, sólo sumarnos a la profanación y expropiación del derecho a nombrar el mundo en clave anti patriarcal: en este caso haciendo caso omiso a lo que se establece desde una institución que privilegia en exceso lo masculino. Además, si son nuestras historias, nuestra carne, nuestros movimientos, nuestra energía los que se hacen de alguna manera suelo para pasar a otro lado, entonces nosotras decidimos reorganizar la morfo-sintaxis de una lengua que también hemos inventado.

Cherrie Moraga en la primera edición de "Esta Puente Mi Espalda" nos habla del hartazgo que sentía de que su cuerpo fuera utilizado como camino para que las feministas blancas pudieran reflexionar y sentir su propia manera de vivir y reproducir el racismo. Nos cuenta en la introducción a dicho libro que en las reuniones donde eran sólo unas cuantas mujeres negras y chicanas, las feministas blancas utilizaban las cuerpas de estas otras mujeres para sentir y pensar sus propias maneras de ejercer formas veladas y evidentes de racismo. A finales de los 70 pronunciarse en contra de las practicas racistas en los espacios de organización política feminista era un acto de rebeldía, pero principalmente de sanación. Era una manera de reconocer los malestares corporales que provocaban (y siguen haciéndolo) el dominio masculino y blanco en todos los planos de la vida. Para nosotrxs seguir señalando que la fidelidad al mandato de masculinidad y la perpetuación de la colonialidad nos causa escozor, es un acto de lealtad a nuestro hacer, una manera de repudiar las restricciones que se imponen a aquello que pensamos y hacemos.


La Lleca. Colectiva feminista, artística y abolicionista carcelaria, que en 19 años ha generado herramientas de intervención artística y de acompañamiento, performance, saberes situados y pedagogía de los cuidados con grupos diversos y para espacios complejos.

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