LA DANZA SECRETA DEL ALBA

Imagen de cubierta: LA DANZA SECRETA DEL ALBA
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Coleccion del libro: 
Idioma: 
Castellano
Número de páginas: 
67
Dimensiones: 200 mm × 140 mm × 0 mm
Fecha de publicación: 
2008
Materia: 
ISBN: 
978-84-936396-0-0

El poeta se despierta y ve como sus poemas bailan solos en el suelo del salón. Quizá movidos por esa música extraña que escucha cuando el sol de la mañana agita el aire de la ciudad. Este baile es una excusa para mantenerse en pie, para vencer la pendiente del reposo y la muerte, para desatar la juerga y la esperanza.

La maniobra de fragmentar el amanecer en tres estadios es un juego de manos que traza el itinerario entre la vigilia, el sueño y la certeza. Una manera paulatina de ir abriendo los ojos para reconocernos entre los danzantes y borrar las manchas de nuestro mapa de carreteras. Si el reto es despertarse, que sea amando y deliberadamente vivo.

Es el escenario en que sombra y luz afinan sus instrumentos para tocar La danza secreta del alba, ese baile clandestino de la memoria y el porvenir sobre el as de corazones que quiere tumbar el castillo de naipes.



Andando. Levantando a ratos la cabeza,
echándome travesías a la espalda
y balcones en los que ancianos inmóviles
se miran en la terrible venganza del olvido.
Van así cayendo las placas de las calles,
desplomándose como palmeras muertas.
Andando. Queriendo ver alféizares de nieve
donde el hollín lo embadurna todo: la huellas,
la lluvia y mis dedos recogidos en los bolsillos
sujetándose en la memoria,
como la víctima que por no caer al suelo
se abraza a su asesino.
Todo por la insoportable sed de un tacto inédito
y brillante. Tu piel es una playa en invierno.
Andando. Paseando por las llagas de la luz
uno encuentra caracolas en las que no se oye sólo el mar,
en las que he sentido florecer las amapolas
y hasta el rumor mismo de la vida nueva
que pide alimento.
Andando. En cada charco le ruego a un hombre que me bautice.
Evito pisar esa misma tierra
en la que un niño cuidó la rosa
y ahora templa el abismo de tus pupilas.
Andando. Con la urgencia del despertarse
de un sueño precipitado,
habiendo probado el naufragio en la sequía?
De repente el humo inquieto de una vela
y por arte de magia, tú.
Porque Babel continuó su obra en secreto.
Andando. Ese incesante sonido de fondo
que vive en una burbuja del alma
y corre extasiado por dentro,
como un preso recién fugado.
Andando. Un perro quiso amputarme las manos
y hoy purga convertido en leña de hoguera,
calentando la gran reinvención de verme andando.
Andando.