Los poemas serían los corazones del lenguaje, los ojos del lenguaje. Cuando un cartógrafo triangula un espacio ¿no busca puntos en las alturas? Un publicista ¿no busca un hecho poético para poder vender más chucherías? Yo busco la nada, mis palabras querrían atravesar la nada.
Este poeta de voz significativa es autor, entre más de diez obras, de los poemarios El Verano, accésit del premio áis, 2000; Un libro difícil, premio ío de poesía, 2005; Por efecto de las aguas, Premio Juan de la Cruz 2008 ?col. Adonáis; Diario de la Luz, premio de Mérida, etc.
En breve aparece su poemario Luminarias, en Fragmentaria, la colección de Luis Luna perteneciente a Amargord Ediciones, el sello que dirige José M.ª de la Quintana. Luminarias fue elaborado durante su estancia -mediante beca de creación-, en la Real Academia de España en Roma (2009-2010). Se trata de un texto que sitúa al autor, ya reputado, como una de las voces poéticas más clarividentes de este inicio de siglo.
La obra ofrece una seriación de prosas poéticas en donde, con gran acierto artístico, el autor entrevera el discurso lírico, predominante, con el explicativo, el descriptivo y en ocasiones el narrativo. A través de la indagación en la palabra, brinda una filosofía poética en tanto que teoría del conocimiento y filosofía vital. Se trata ésta de una obra que nos enseña a interpretar la vida y a interpretarnos a nosotros, a vivir con lucidez y honestidad. Sobresalen las críticas a las lacras de la poesía hoy imperante: el narcisismo literario, la vacuidad, el engolamiento («se crecen en el lenguaje»).
Es la suya una metaforología muy plástica; no hay excesivo ornato y sin embargo el talento desborda en el texto. No se deja llevar por la prosodia más melódica, pero no incurre en la cacofonía. Un texto preciso y sutil; una construcción de muy notable altura poética, que revela y renueva verdades, que nos acerca a los espacios naturales, purificadores. Un texto reflexivo que ampliará la mirada vital del lector.
