EL TRANSPORTE NO CAMINA
Para envío
Viajar debería tener sentido en sí mismo y no ser un mero tiempo perdido entre dos puntos del mapa.
Este trabajo tiene la agudeza de interpelarnos a todos y cada uno de nosotros, en tanto promotores, reproductores inconscientes o conformistas de patrones culturales que nos someten al automóvil, ese libidinoso objeto del deseo.
Tal vez aquí encontremos algunos elementos de juicio para dejar de ser instrumentos del lucro ajeno y empezar a construir otro modo de transportarnos, que nos mejore como seres humanos y no destruya nuestro planeta.