CAMPO DE SEPTFONDS
Para aquel éxodo multitudinario, variopinto y desconcertado, que se desbordó finalmente en enero y febrero de 1939 -"la cuarta oleada según los expertos"-, el ejecutivo del radical socialista Édouard Daladier ya había diseñado, a partir del "centro especial" de Rieucros, por decreto de 21 de enero de 1939, y ganándole la mano al gobierno colaboracionista de Vichy, toda una geografía la infamia: muchos de los republicanos españoles que llegaban como refugiados a una Francia, con su flamante derecho de asilo en cesantía, sólo encontraron privaciones, desprecio y humillación, de las playas de alambre de espino de Argelés-sur-Mer, Saint Cyprien o Barcarés, la lóbrega fortaleza de Colliure y el siniestro itinerario de Gurs (Béarn) a Le Vernet (Ariège), señalizado por Rivesaltes (Pirineos Orientales), Agde (Hérault), Bram (Aude) y Septfonds (Tarn et Garonne), sin que se agote aquí ni tanto estrago, de una parte, ni tanta dignidad de la otra...