SIETE SENTENCIAS SOBRE EL SEPTIMO ANGEL
Brisset hace que la palabra estalle sucesivamente en muchas combinaciones elementales, de manera que su forma actual descubra, cuando se la descomponga, muchos estados arcaicos; éstos, desde un principio, diferían unos de otros, pero mediante juegos de apisonamientos, de contracciones, de modificaciones fonéticas propias de cada uno, han terminado por converger todos en una sola y la misma expresión que los reagrupa y los contiene. Es cosa de la ciencia de Dios hacer que reaparezcan y que giren como un gran año multicolor en torno a la palabra analizada. Así, por ejemplo, la expresión «a solas»:
«Sólo óyelos = los oye solo. Oye los holas, oye las olas. Sólo dice: ?¡Hola! ola?. Dice solo. En soledad, dice sol: ?¡Hola! sol? El océano primitivo trae con el hola del sol la ola de la soledad. Al sol, la ola sola. La soledad asola. Con la soledad: a solas.»
Se está en lo contrario del procedimiento que consiste en buscar una misma raíz para muchas palabras; se trata, en función de una unidad actual, de ver cómo proliferan los estados anteriores que han llegado a cristalizar en ella.