“Hay que auditar la Sareb y ver qué había, qué se ha vendido y por cuánto”

Manuel Gabarre se ha marcado un objetivo cuanto menos ambicioso: describir a la Hidra de Lerna. No es precisamente la misma que combatió Hércules en uno de sus trabajos. En esta ocasión es hasta difícil ponerle rostro. Es más, se trata de alguien más grande: se trata de todo los fondos de inversión y fondos buitres que se ocultan detrás de la vivienda española.

El libro ‘Tocar fondo: La mano invisible detrás de la subida del alquiler’ (Traficantes de Sueño, 2019), escrito por Gabarre, es un pequeño y cómodo mapa de viaje. En él se describe, de manera didáctica y con ejemplos cotidianos, cómo se mueven estos fondos, cómo influyen en el día a día y cómo se les ha puesto una “alfombra roja” en este país, lejano de “patriotismo” en materia de vivienda.

 

Comentas que la finalidad del libro no es académica, ni narrar los abusos del sector inmobiliario, sino explicar cómo funcionan los fondos de inversión en el mercado de la vivienda. ¿Cómo funcionan? ¿Cómo se podría explicar al ciudadano medio que, quizá, no domine mucho cómo se mueve todo en este sector?

Los fondos de inversión se dedican a comercial con dinero, no tienen una vocación de permanencia. Ganan dinero rápido y para eso tienen que comprar y vender. En el mercado español vieron que había una oportunidad muy grande por la quiebra de las cajas y por la Sareb. Por eso se instalaron en España, pero su finalidad en última instancia es vender lo comprado. Es como un casino que va subiendo la apuesta y se va creando una burbuja.

¿De dónde provienen la mayoría de estos fondos que operan en el mercado inmobiliario español?

Normalmente son de EEUU. Muchos tienen sede en Nueva York o Texas aunque también hay europeos. En Europa hay suecos o alemanes. Por ejemplo, Vonovia, que es el mayor propietario en Alemania de vivienda de alquiler, tiene una manera de operar allí: tiene más vocación de permanencia en el mercado alemán.

Vonovia tiene una fábrica de cristales para las ventanas de los pisos que tiene y eso denota una vocación de permanencia. Sin embargo, otro fondo como Blackstone nunca haría eso, su idea es tener poca estructura para después vender.

¿Qué hay atractivo del mercado de la vivienda en España para que vengan estos fondos?

Hay una gran oferta de vivienda por la quiebra de las cajas y de los bancos. Una gran cantidad de las viviendas o hipotecas impagadas están en el mercado y no hay grandes compradores para los precios tan bajos. Aparte el Estado español les ha puesto una alfombra roja a estos fondos.

En 2012 se reformó la Ley de las Socimis para quitarles el Impuesto de Sociedades. Esto hizo que la inversión fuese mucho más rentable. También se eliminó el derecho de tanteo cuando se vende la vivienda dentro de un bloque. Se creó deliberadamente un contexto muy adecuado para las inversiones.

¿Podría ser una definición de patriotismo el evitar que fondos buitres o fondos extranjeros comercialicen con un derecho básico como es la vivienda?

La verdad es que si entendemos patriotismo como el interés en las personas que te rodean para que vivan mejor pues sí. Se podría entender como patriotismo.

 

 

Realmente al final todo ha acabado en mano de fondos extranjeros que simplemente han venido aquí a hacer negocio y que no tienen ningún tipo de interés.

¿Estamos lejos de ser un país patriota en defensa de la vivienda pese a las veces que se habla de patria?

Efectivamente. Se llena mucho la boca en hablar de patriotismo, pero realmente lo que es el derecho a la vivienda se ha dejado a muchas personas en España expuestas a la codicia de los fondos.

Además se está extrayendo la riqueza española y está yendo a parar a paraísos fiscales donde operan estos fondos de inversión y sin dejar prácticamente nada porque ni siquiera pagan Impuesto de Sociedades.

¿Qué tiene que pasar para que la vivienda deje de ser un producto con el que especular?

Se debería abordar una política de vivienda más valiente e integral. Hay que empezar un parque de vivienda público en condiciones, por ejemplo.

Pedro Sánchez dijo recientemente en una entrevista a Onda Cero que el intervencionismo en el mercado inmobiliario no era realizable. ¿Es así? Lo dice todo un presidente del Gobierno…

Es perfectamente realizable, lo que pasa es que hay que querer.

¿Ha faltado valentía en todo tipo de gobiernos ya sean del ‘cambio’ o como del PSOE?

Lo cierto es que sí ha habido un cierto cambio de tendencias. Subir el plazo mínimo del alquiler de tres a cinco años ya es un cambio de tendencia legal, pero veremos qué pasa en estos años. Será uno de los puntos principales del nuevo Gobierno.

Si al final se da un paso al frente para intervenir el mercado, ¿cómo reaccionarían estos fondos que tienen una gran inversión en España?

Muy mal. Es una inversión un poco burbuja y pincharles esta burbuja les puede resultar fatal porque todo lo que han comprado lo han hecho a deuda. Si fuera un modelo de negocio como Vonovia pues no fuera tan perjudicial para ellos, pero el modelo de negocio en España es muy especulativo.

Van a hacer todo lo posible para que no se produzcan las medidas legales que puedan generar un cambio de tendencia para ellos.

¿Se puede batallar contra estos fondos?

Sí, perfectamente.

¿Y con previsión de éxito?

Sí. Por un lado se puede empezar a construir un parque público de vivienda poco a poco y por otro lado se puede proteger más al inquilino. Creo que se puede hacer perfectamente.

¿Se ha dejado una barra libre desde las Administraciones a estos fondos?

Total. De hecho, se les ha animado a que viniesen un poco como medida para que se hiciesen con el patrimonio inmobiliario de la banca. Esto ha tenido consecuencias: si bien los bancos se han quitado parte de ese patrimonio, no hay una vivienda pública en España pese a la enorme inversión que se ha hecho con el rescate tanto desde el FROB como con la Sareb.

¿Qué se debería hacer con la Sareb?

Yo creo que lo primero es auditar qué había, qué se ha vendido, por cuánto…

En el libro se insiste mucho en el papel de la Sareb en la vivienda y de cómo es una sociedad muy opaca.

Ellos nunca ponen la dirección de los pisos que están vendiendo. O sea, cuando comercializan con algunos pisos a través de portales inmobiliarios sí aparecen, pero cuando se han vendido paquetes pues lo cierto es que no nos hemos enterado muy bien por cuánto se ha vendido la cosa. No se sabe ni los terrenos que tiene…

Se podrían hacer muchas cosas con el patrimonio de la Sareb. Primero habría que saber qué ha quedado y en qué situación está. Y luego auditar y revisar lo que ha pasado ahí. Los ciudadanos tenemos derecho a saberlo.

Siguiendo con las explicaciones a los ciudadanos, ¿cómo cuentas qué supone la Sareb y la “estafa” que es, tal y como escribes en el libro?

Luis de Guindos, que fue el máximo responsable de esto, dijo primero que no iba a costar ni un euro, pero lo que no se enteró tanta gente es que la Sareb tiene un aval del Estado español que avaló toda verdadera deuda que está emitiendo Sareb.

Lo que pasa es que Sareb se ha ido deshaciendo el patrimonio inmobiliario que tenía, vendió 24.000 millones de euros, pero aún debe 40.000 millones. ¿Qué sucederá cuando se ejecute el aval? Pues ese momento va a ser momento de preguntarse qué pasó allí, bueno, ya lo es.

¿Va a generar más problemas Sareb de aquí a unos años?

Sí, claro. Ya se ha generado el problema de que el Estado se ha quedado sin vivienda pública cuando podría haberla tenido con Sareb o con los rescates a las cajas. El Estado habría tenido un patrimonio inmobiliario enorme que, además, habría generado ingresos porque se podría haber puesto estas viviendas en alquiler. Habría sido rentable. Era un patrimonio muy útil.

La Sareb es una bomba de relojería para las cuentas públicas porque ya la deuda se triplicó durante la crisis y si le metes decenas de miles de millones de euros más pues va a haber más déficit, más impuestos, más ajustes… Va a ser un verdadero lastre.

En el libro citas en varias ocasiones el peso que tiene BlackRock, ¿es real el poder que tiene en España?

Sí.

No se habla, ni se conoce mucho de este fondo. ¿Por qué este misterio? ¿Qué es BlackRock?

BlackRock se creó en los años 80. Se creó por directivos de Blackstone y Blackstone se creó por directivos de Lehmann Brothers. Para que veamos dónde está el origen. BlackRock lo que principalmente hace es gestionar fondos de pensiones en EEUU. Pero luego están los grandes millonarios del mundo, los fondos soberanos de los países petroleros, también está el dinero de los paraísos fiscales y luego la banca comercial también es cliente.

 

Un fondo de pensiones lo que busca es seguridad porque si es una inversión muy arriesgada se queda sin pensión entonces BlackRock opera de una manera muy opaca, aparentemente de una manera muy austera. Procuran salir pocos en los medios, pero son muy poderosos: gestionan cinco billones de euros.

Cinco veces la deuda de España.

Y cinco veces el PIB de España. Las últimas investigaciones desvelan que son los principales accionistas de todas las entidades importantes de Alemania. Tienen un poder enorme. Ellos dicen que son un fondo pasivo, que no se meten en la política de la empresa y que solo buscan seguridad. No hablan mucho a las cámaras pero hay un poder enorme.

¿En España se puede poner algún ejemplo claro de este poder de BlackRock?

Hay cosas publicadas en España, tampoco una barbaridad, pero sí sabemos que es el gran accionista del Santander y del BBVA. Pero no hay un gabinete de prensa apareciendo todos los días diciéndole a Pedro Sánchez o a quien corresponda qué política tienen que hacer. Su política es más entre bambalinas.

Ellos operan con discreción total y desde luego los jefes de Gobierno cambian su agenda si viene Larry Fink, el presidente de BlackRock.

¿Es Berlín un ejemplo a la hora de actuar contra el aumento del alquiler? ¿Es una solución a corto plazo congelar el precio del alquiler como sucede en la ciudad alemana?

Berlín es un Estado y tiene mucho poder. Pero sí, sería una buena medida. También en Alemania hay que decir que los contratos de alquiler son indefinidos. Es decir, no hay un plazo mínimo: tú firmas un contrato de alquiler y te puedes morir con ese mismo contrato a los 40 años. Si hay reformas en la vivienda pues se le imputan al inquilino.

Pero sí, sí creo que puede ser una medida oportuna. La historia de Berlín es muy curiosa con la vivienda porque había muchísima vivienda pública en alquiler, pero como quebró el Estado de Berlín con la reconstrucción pues vendieron este patrimonio inmobiliario y ha ido terminando en manos de fondos. En Berlín el 90% de la gente vive de alquiler, entonces la ciudad berlinesa está muy unida en este tema.

¿Qué vaticinas que va a pasar en los próximos años con el mercado de la vivienda?

Uf. La verdad es que hacer vaticinios…

A ver, creo que ahora están dando más hipotecas, que se están relajando los criterios y había una cosa que se llamaba Basilea 3, que digamos que fue el supervisor de los supervisores bancarios. Y ahí en 2010, en Basilea 3, fue el momento clave donde se determinó que el patrimonio inmobiliario de la banca va a pasar a los fondos de inversión.

Pues en esos acuerdos decían que para 2020 se tenía que alcanzar unos ratios de solvencia más altos de los que había. Indirectamente en España la banca tiene que deshacerse de su patrimonio inmobiliario para mejorar su solvencia. Entonces una vez que se pase este proceso, que será el año que viene, sí que me da la impresión de que muchos fondos de inversión quieren vender activos en España.

Deshacerse de ellos, ¿no?

Sí. Por ejemplo, Blackstone lo dijo este verano. Creo que tiene que ver con todo esto: que ya no hay tanta oferta de cajas del Estado y de vender viviendas a espuertas.

¿En qué medida afectará a los inquilinos?

Bueno… Realmente para el inquilino no le afecta lo que le pase al fondo de inversión, no le va a provocar ni una bajada ni una subida del alquiler. Los precios están un poco supeditados a la evolución del paro y de los salarios. Ahora ha bajado el paro y hay más capacidad adquisitiva, es menos arriesgados y se dan más hipotecas.

Al no haber ningún control público del precio del alquiler pues ha subido de una manera muy brava.

¿Qué le pides al nuevo Gobierno para que no se tenga que escribir otro libro como este dentro de unos años?

Habría que tomar la vivienda como prioridad en la agenda política, mediática y pública. Es un problema que afecta a mucha población. Hay que abordar desde varios flancos: uno sería desde la revisión de la Ley de Arrendamientos Urbanos, de alquileres, para proteger más al inquilino; y otra sería iniciar de manera decidida la construcción de un parque de vivienda pública, quizá también adquiriendo patrimonio y auditando lo que ha pasado en la Sareb.

Probablemente haya que empezar por la Sareb para tener un patrimonio de vivienda suficiente para controlar los precios. Sería bueno para la economía en general porque el consumo se resiente.