“La discriminación racial se puede medir por los datos en las cárceles o en los niveles de pobreza”

Lola Matamala
Libro reseñado: 
El Salto Diario
06/08/2018
racismo
#BlackLivesMatter

El Fiscal de Chicago pregunta a una de las abogadas si considera que si hay prejuicios raciales en la Oficina que dirige. Ella contesta que sí, que ha tenido que despedirse de más compañeros negros que de caucásicos. Pero la abogada Pine termina la conversación añadiendo: “Habría motivos para cada uno de los despidos, pero usted no les dio la oportunidad de explicar sus razones para poder quedarse. Como ve, se trata de a quién escucha . Esa es la clave”. Este extracto pertenece a conversación entre dos personajes de una conocida serie estadounidense y, aunque forma parte de un guión para “la ficción” escrito por Michelle King, R. King y T. Humphrey, no es irreal en EEUU.

Si buscamos “Ferguson EEUU” en uno de los buscadores de Internet más conocidos, nos encontramos con que la primera entrada se titula “Desórdenes en Ferguson en 2014”. Si entramos en el enlace, leemos los hechos que ocurrieron en ese mes de agosto cuando Michael Brown y Dorian Johnson regresaban a su casa que estaba en esta ciudad de Missouri. La policía había recibido una llamada denunciando un robo en una tienda y , según ellos, los chavales encajaban con la descripción de los ladrones y pararon la patrulla cuando los vieron Lo que ocurrió después es de sobra sabido: Michael fue asesinado y su cuerpo quedó tendido en el suelo durante cuatro horas. Solo tenía 18 años, El agente Wilson fue acusado pero finalmente absuelto de la muerte de Brown.

En esos años, EEUU estaba gobernado por Barack Obama, el primer presidente negro. En esos años, también ejercía de Fiscal General Eric Himpton Holder, Jr.: asesor legal durante la campaña de Obama, de raza negra, nacido en El Bronx (NY) y de padres inmigrantes. Ninguno de los dos podían imaginar que #BlackLivesMatter nacería con este asesinato y se encontrarían con una de las crisis más importante en el mandato del último presidente del Partido Demócrata.

Después del asesinato de Brown, a Keeanga Yamatha Taylor le comenzaron a pasar por la cabeza un recuento de datos y de argumentos tan evidentes como que “la violencia es tan omnipresente que se corre el riesgo de que sea reseñable. De hecho, cuando escuchamos una noticia sobre un asesinato, pareciera que lo trataran como si no tuviera familia, como si no fuera nadie”. Sin duda ,fue el impulso para poder terminar publicando #BlackLivesMatter to Black Liberation (HaymarketBooks, Chicago, 2016) por el que recibió, ese mismo año, el premio Cultural Freedom Award y halagos como el de el filósofo y activista Cornel West que la calificó como la intelectual más sofisticada y valiente de su generación. Tal vez, West también se refería a la actitud resistente de Keeanga-Yamatha frente a los ataques sufridos después denunciar la violencia institucional hacia las otras razas en un país en donde hay más armas que personas.

Además de escritora, Keeanga Y Taylor es profesora en el Departamento de Estudios Afroamericanos de la Universidad de Princeton y activista de BlackLivesMatter. Estuvo en Madrid presentando la versión en castellano de su exitoso libro De #Blacklivesmatter a la liberación negra. Un destello de libertad ( Madrid, Traficantes de Sueños y Tinta Limón, 2017).

Seguramente en sus encuentros el público asistente conocía lo que era #BlackLivesMatter, ¿ verdad?
Sí, en estos días he estado en tres reuniones políticas y sí que conocían el Movimiento. No sé si se anunciaba con el hastag #BlackLivesMatter, pero sí, lo conocían.

Para este mismo medio, Elaine Brown, que como sabe formó parte de Panteras Negras, concedió una entrevista y comentó que BlackslivesMatter realmente no es un movimiento porque no tiene objetivos, no tiene estructura. ¿Qué le parece lo que dice Brown?
Black Lives Matter no es un movimiento como tal. De hecho, ahora hay un pequeño bajón en la participación y no se puede decir que tenga el mismo nivel de actividad de hace dos años, pero una cosa es decir que BlackLivesMatter no tenga unas demandas claras y otra es decir que no tiene una finalidad clara. La tiene, y es clarísima: es acabar con el terrorismo policial que hay contra personas negras y de otras razas en EE UU.

Violencia policial, que si recordamos lo sucedido en Ferguson, tiene un gran apogeo en la época Obama, ¿cómo describiría esa época del “Yes We Can”?
BlackLivesMatter se desarrolló bajo muchas emociones y estados de ánimo. Hubo un gran disgusto, rechazo, desacuerdo y desilusión hacia la política de Obama por parte de jóvenes negros, en donde había recogido un gran número de votos. El reparo que tuvo Obama en aplicar las reformas de las que habló en su campaña hacia la presidencia de la Casa Blanca, despertaron tanto enfado como eso, disgusto. El hecho de que no consiguiera frenar la violencia y el abuso policial que venían de la anterior legislatura republicana, despertó en muchas personas el activismo que tomó forma en BlackLivesMatter.

En el racismo institucional del que usted hace mención casi constante en su libro, ¿qué puntos en común comparte en otros lugares como por ejemplo en el resto de América o en Europa?
Creo puedo no responder muy bien esa pregunta porque no conozco suficiente cómo actúa el racismo institucional en Europa o en el resto de América. En EEUU, el racismo cambió: pasó de tener unas formas explícitas a un racismo sin raza o a un racismo ciego al color. Es decir, la discriminación racial no se puede medir por lo que dice la gente, sino por los datos en las cárceles, en los niveles de pobreza, en donde la población negra aparece al fondo de todo. Aquí se ve entonces cómo el racismo institucional es muy profundo.

¿Cómo es de profundo este racismo institucional con Trump? Ese hombre del que usted dice que solo gobierna para blancos.
Sí, lo hace totalmente. Respecto al racismo institucional en su gobierno...En este momento, Trump representa una amenaza distinta: trae de vuelta un racismo más explícito, sobre todo con la población latina y la musulmuna. Con la afroamericana, no le es tan fácil y utiliza las sutilezas propias de la derecha.

Como docente, supongo que insistirá mucho en mostrar cómo se mide este racismo entre la población estudiantil.
Como he dicho, hay que fijarse en las categorías sociales y en los datos que arrojan sobre las condiciones de vida de la población de otras razas, sobre todo latinas y negras. Tal vez, el que trabaje en un banco no ha insultado a un cliente negro o latino, pero si nos vamos a los datos, vemos que el número de préstamos hacia esa población es menor que el que se da a los blancos. Si nos fijamos en ese mismo banco y en el número de empleados de otras razas que no sean blancos, también nos percatamos de que es mucho menor o inexistente. Lo mismo ocurre con los estudiantes negros o latinos que se gradúan en las universidades estadounidenses.

Ya que BlackLivesMatter tiende una mano al movimiento LGTB, porque usted es feminista ¿ podría explicar cómo es la relación entre el feminismo blanco y el negro en su país?
No sé si existe el feminismo negro llamado de esa manera, lo que sí que creo es que hay un resurgir por el interés político del feminismo, entre otras cosas gracias a la Marcha de las Mujeres que se celebró contra el gobierno de Trump pocas fechas después de su elección. La Marcha se puede resumir de la siguiente manera: expuso la tensión política existente en el país, fue organizada por personas de clase media y parte de la izquierda estadounidense criticó a las mujeres que se decían feministas negras porque en la Marcha no constaron unas demandas clara. Por otro lado, lo que ha pasado con el #MeToo, también muestra el interés renovado en el feminismo en un contexto que está, desgracidadamente, muy marcado por la conciencia de clase, algo que es propio del feminismo negro.

Si prestamos atención a cómo el movimiento desarrolla unas políticas en determinadas zonas, regiones o, incluso, diferentes estados, vemos que no existe cohesión y no se puede hablar de feminismo negro. Al mismo tiempo, el BlackLivesMatter renueva viejas ideas también y enlaza con el feminismo porque a la cabeza están las mujeres negras dejando de manifiesto cómo impactan, negativamente, las políticas en las mujeres, en ellas mismas. A pesar de todo esto, no tiene, como entidad, una organización. En resumen,podría decir que lo que está ocurriendo se puede definir como un estado de ánimo político.

Según algunos medios, la población hispana representa casi un 18% de la población estadounidense, y su presencia, al menos durante los dos últimos años ha tenido un repunte muy interesante. Igual de interesante son las candidaturas hispanas de Silvia García o Verónica Escobar, aunque la más impactantante es la elección de Alexandria Ocasio-Cortez en NY. ¿Cómo es de mediática la elección de Ocasio como latina y mujer en el partido demócrata y cómo puede incidir en BlackLivesMatter?
En general, creo que la elección de Ocasio-Cortez ha llenado de ilusión a la izquierda, sobre todo, porque Trump llevaba un mes recolectando victoria tras victoria. Ella es socialista y tiene un programa socialista en un Partido Demócrata que es uno de los principales eslabones del capitalismo estadounidense. Por eso, se teme que la dirección del partido la presione para que ceda y renuncie a alguna de sus demandas. Es una preocupación extendida, pero también ha demostrado con su campaña y con su plataforma que en EEUU hay un público de izquierdas mucho más amplio de lo que se quiere dejar ver. Como BlackLivesMatter también está a la izquierda es una victoria importante, pero también nos va a llevar mucho trabajo ejercer una presión positiva para vencer la presión negativa que va a llegar desde la directiva para que renuncie a su socialismo.