Desde el infierno

10/08/2013

Condenada, la última novela de Chuk Palahniuk, autor de el Club de la lucha o Asfixia, llevadas con posterioridad a las pantallas de cine, presenta como escenario principal al mismísimo infierno. En este lugar, acaba la protagonista Madison Spencer encerrada en una jaula, tras fallecer de una aparente sobredosis de marihuana. Allí se encontrará con unos peculiares compañeros de tormento, que le enseñarán desde los diferentes demonios que campan a sus anchas devorando almas condenadas para toda la eternidad, hasta los lugares más recónditos del infierno: el Oceano de Esperma Desperdiciado, los Grandes Llanos de Cristales Rotos, el Mar de Insectos o la Arboleda de Miembros Amputados. Tras escapar de sus celdas, llegarán hasta el centro del infierno y descubrirá que este funciona como una enorme burocrácia con largas colas kilométricas de condenados, esperando para ser atendidos en ventanillas por funcionarios demonios que se dejan sobornar con chocolatinas.

Madisón consigue allí trabajo como teleoperadora, llamando al mundo de los vivos a la hora de la cena para hacerle encuestas de estudios de mercado sobre temas tales como los hábitos en el uso de bastoncillos para los oidos y otros objeto frugales y convenciendo a enfermos y ancianos de que el infierno no está tan mal para que se mueran cuanto antes. Tras una serie de aventuras y desventuras, Madison se encuentra con los condenados de mayor renombre en el infierno, desde Hitler al que arraca el bigote de cuajo tras darle una paliza, Catalína de Medici o Vlad III "el empalador", con los que se enfrenta y acaba derrotando, convirtiéndose en un personaje cada vez más popular en el infierno.

Dentro de la historia se hace una crítica velada a la hipocresía que se esconde tras la actitud de las clases más adineradas, personalizadas en la figura de sus padres, gente muy rica y famosa a la vez que "progres", ecologistas y comprometidos, abordando de forma un tanto ácida determinados temas polémicos en la sociedad estado unidense, como son el matrimonio homosexual, las minorias raciales, el estado de Israel o la eutanasia.

Este libro, muy en la línea de sus otras obras, resulta ingenioso, mordaz, escatológico en algunos momentos y muy gracioso. Bastante mejor que Pigmeo, por cierto, no defraudará a los seguidores de Palahniuk.