Nº 28 Octubre 2018
¡Qué alegría nos procura cada maleta robada! Es lo mismo que un huevo de chocolate con “sorpresa” cuando somos niños… Huyes con la maleta, impaciente por saber cuanto antes qué hay en el interior: ¿Qué habrá dentro? ¿Y si hubiera oro? ¿Y dinero? La mayoría de las veces te encuentras baratijas, fruslerías, que es importante vender cuanto antes, cuando todo está todavía “caliente” después del golpe, antes de que alguien presente una denuncia a la pasma…