?Sade est? lejos, toda su filosof?a queda rid?culamente diluida; sin embargo, parad?jicamente tambi?n est? cerca. Porque nadie ha sabido entender como ?l que la joven a quien hay que desflorar con precisos y did?cticos contratos de sexo extremo acabar?a siendo la reina de la nueva sociedad de consumo. La reina de su despiadada tautolog?a y su vac?o inmenso.? Francesca Serra La distancia entre Grey y Sade, Grey y Severin, entre la luz del ordenador y el reflejo de un candelabro encendido es la misma, inmensa, que separa el siglo XVIII (revolucionario y franc?s) del siglo XXI (reaccionario y global). La filosof?a en el tocador?es una invitaci?n y un desgarro. Invitaci?n permanente a la transgresi?n de los valores establecidos, valores cat?licos, y un desgarro material y emocional, puesto que pone en cuesti?n, hasta quebrar la tradici?n, h?bitos y costumbres. Sade, provocador encarcelado varias veces, es una figura diferente, rara avis, de la Ilustraci?n. Imprescindibles propone este divertido texto (siempre hay iron?a en Sade) para estas ?pocas confusas que han hecho de la pornograf?a una industria floreciente y del sexo por Internet, sexo sin cuerpo, la extra?a rutina que invade infinidad de pantallas nocturnas. Sade, mil veces asesinado, no tiene sombras ni pliegues. Es un moralista porn?grafo o al rev?s. Un genio que merece la pena disfrutar en silencio. Una vez forrado el libro, o tempora, o mores!, con papel de peri?dico.Los editores?
