La señora Toptani lleva años viviendo entre París y Milán, y de pronto tiene que volver a Sarajevo para asistir a una amigo enfermo. Ella, que nació en Tirana, al llegar a la ciudad se deja llevar por los olores y colores que le recuerdan su infancia, por esa melancolía que entra en las venas y se hace puro veneno, pero también se ve obligada a enfrentarse a un medio hostil que le reprocha a cada momento su condición de extranjera.
Entre gente que no conoce, sentada en comedores pobres que huelen a comidas pesadas y licores fuertes, esa mujer desgrana unos recuerdos que cabalgan entre la ternura y la ironía, como la historia de la madre, enamorada de sus gallinas, o la anécdota de la pareja albanesa que decide quedarse en Roma, una ciudad donde hasta los perros viven como reyes.. y finalmente la historia de una joven que sentía una gran atracción erótica por la piel suave de los pies de su marido, un hombre holandés que desde pequeño había podido permitirse el lujo de tener más de un par de zapatos.
