UNDER EXPOSE #33

Cover Image: UNDER EXPOSE #33
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Editorial: 
Coleccion del libro: 
Idioma: 
Castellano
Número de páginas: 
37
Dimensiones: 210 cm × 150 cm × 0 cm
Fecha de publicación: 
2023
Materia: 
ISBN: 
9789200879975

En 2016, un acontecimiento marcó la historia reciente de mi país, Colombia, lo que nos llevó a cuestionar la sociedad que habíamos forjado. Ese año, se llevó a cabo el plebiscito por la paz, un referéndum que buscaba el respaldo de la sociedad civil a los acuerdos que el gobierno de entonces intentaba firmar con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En la historia de los acuerdos de paz a nivel mundial, ha sido la sociedad civil la que ha presionado a los combatientes para que se sienten en la mesa, dialoguen y firmen la paz. Sin embargo, en nuestro caso, la noticia que dio la vuelta al mundo fue que nos convertimos en el único país donde la población civil, cerca del 60%, votó en contra de unos acuerdos que buscaban poner fin a un conflicto armado de más de cinco décadas. Nos convertimos en el país que democráticamente dijo no a la paz.

Cerca del 80% de la población en Colombia se identifica como católica, un 15% más se reconoce como cristiana; esto nos deja con un porcentaje del 95% de personas que dicen vivir en los fundamentos de una fe que promulga el amor, incluso hacia los enemigos. Entonces, ¿cómo se explica que una sociedad con estas características opte por la guerra en lugar de la paz?

Hemos culpado de nuestro destino a los gobiernos de derecha que han asesinado civiles (más de 6402 asesinatos extrajudiciales durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez). Hemos culpado a los grupos paramilitares que con ayuda del estado han torturado, asesinado y desaparecido. A las guerrillas, que perdieron su norte de lucha por el pueblo para convertirse en grupos armados que se lucran del narcotráfico. Hemos culpado a todos ellos, que sin lugar a dudas son responsables, pero ¿no somos acaso corresponsables de esta realidad, cómplices silenciosos que se conformaron con el país que otros decidieron?

En Colombia, hemos normalizado la violencia e incluso la hemos justificado. Convertimos a personajes nefastos en mesías de turno, en modelos a seguir. Falsos héroes como Pablo Escobar, o el mismo expresidente Uribe, que en vez de ser repudiados por su herencia de muerte y sicariato, hoy día son alabados. Nos hemos acostumbrado tanto a la violencia que ni siquiera nos sonrojamos ante el hecho de que en nuestro país se ofrezcan planes de vacaciones a extranjeros conocidos como narco-tours, actividades dónde las personas van a conocer las antiguas propiedades de mafiosos y dónde se venden sus peripecias como grandes proezas dignas de recordar.

Aspiro a evocar con esta serie el sentimiento de frustración, tristeza y desazón frente a esta realidad violenta. La rabia y la indignación que produce saberse ciudadano de un país mayoritariamente católico, pero que pide aniquilar a su contradictor político, un hermoso país sin duda, pero sumergido en una doble moral que lo ancla a su pasado violento y oscuro.