Nº 39 Octubre 2019
«Las prostitutas y las travestis que se reunen en algunos tramos conocidos de la ruta para esperar allí a sus clientes detectan la lenta venida del grupo religioso y empiezan a alejarse de la línea de asfalto no bien se hace inminente el cruce con la pequeña marcha de la moralidad. Los evangelistas pasan sin mirarlas, con la vista siempre hacia adelante, pero a la vez acelerando el tranco y tomando a sus hijos de la mano. Suele ocurrir que un grupo, a veces, hace una parada junto a ellas, porque un integrante insiste en llevar la buena nueva también a los perdidos.
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